Un matrimonio con hijos vive muchos momentos de felicidad plena, pero de igual forma, etapas de ajustes, acoplamientos y también conflictos. La llegada de un hijo no dejará de ser un maravilloso recuerdo para siempre, pero también un gran reto para la relación.
Pasar de vivir en pareja a convertirse en un matrimonio con hijos, pone a prueba la tranquilidad, cordura y fortaleza tanto de la persona como de la pareja, donde en algunos casos terminan agotados ante su nueva vida.
Por fortuna, conocer bien los retos que pueden presentarse en este camino, puede ayudar a enfrentarlos mejor y sobre todo, encontrar juntos una solución que les permite disfrutar en plenitud de su matrimonio y del nuevo rol: ser padres. Te los describimos a continuación.
1. Cambios físicos y emocionales
Desde que una mujer queda embarazada, comienza a tener cambios hormonales que pueden repercutir en la pareja, ya que los cambios no sólo son físicos sino también emocionales. Al no haberlos experimentado antes, ambas partes podrían sentirse agobiados.
El problema radica en que se cree que este problema sólo sucede durante los meses de gestación y cuando se tenga el bebé en brazos todo regresará a la normalidad, cuando en realidad, los cambios físicos y emocionales provocados por la maternidad continúan hasta mucho tiempo después del parto.
A estos cambios se les suma la atención al bebé y las constantes dudas de saber si se está criando correctamente, haciendo que la situación en el matrimonio con hijos sea cada vez más complicada.
2. Adaptarse a la nueva vida tras llegar un hijo
Cuándo está a punto de llegar el bebé, las parejas entran como en un estado de desesperación y ansiedad por conocer a ese pequeño nuevo integrante de la familia. Luego, comienza la verdadera aventura, desconocida por demás, ya que la dinámica y rutinas establecidas en el hogar se modifican por completo.
En la mayoría de los casos, el papá vuelve a su trabajo tan sólo a unos días del nacimiento de un hijo, mientras que la mamá se queda sola con el bebé… y comienza la incomodidad.
Cuando él papá llega con emoción a ver su bebé y su esposa, se encuentra con una mujer agotada, de mal humor y suplicando que se quede unos minutos con el bebé para poder ir al baño tranquila.
Aún cuando lo anterior es comprensible, luego vienen las discusiones y el ponerse de acuerdo en las decisiones que se deben tomar con respecto a la crianza del bebé.
Lo que se quiere reflejar en este punto es que la llegada de un bebé y la crianza puede ser muy abrumadora y desgastante para las parejas. Si no se logran manejar con paciencia y asertividad, pueden surgir conflictos.
3. Conversemos un rato
Ya te hemos dado una idea de todo lo que implica la crianza de un bebé, donde el cumplir con el hogar junto con las responsabilidades de la casa y del trabajo, te das cuenta que no tienes tiempo para nada más, ni para hablar.
Por lo general, esta nueva rutina hace que dejen todo lo que significa distracción para la noche: revisar el celular, sumergirse en las redes sociales, leer un libro, ver televisión o cualquier otra actividad que los relaje, pero no hay encuentros para conversar.
Es así como las pláticas agradables del pasado se transforman en resolver situaciones tales como cuentas por pagar, ir al pediatra, comprar pañales, medicinas… sin adentrarse en conversaciones agradables del día, o compartir sentimientos e inquietudes, sin dejar de ser un matrimonio con hijos.
Generar conversaciones más profundas que ayuden a mantener la conexión entre ambos será fundamental, por lo que es importante dedicar tiempo y buscar métodos de comunicación efectiva que le sirvan a cada pareja para seguir adelante y enfrentar las situaciones con éxito.
4. Ya no somos los mismos
La vida sin hijos jamás, nunca es igual a una con ellos, ya que por razones tácitas las responsabilidades será aún mayores ahora que antes de que no los tuvieran; la vida de un niño, dos o más depende de tí, por ende su salud, educación, vida, y hasta emociones, todo se dará a través de tí y tu pareja.
Darse cuenta de que ya no son los mismos es el primer paso para entender, aceptar su nueva realidad y aprender a vivir con ella, de lo contrario, la presión será inminente, hasta llegar el punto donde costará reconocer a tu pareja e inclusive no te reconocerás a ti mismo.
5. Intimidad reducida
Uno de los errores que solemos cometer en esta etapa es abocarse exclusivamente a los hijos, y es que es muy instintivo que nuestra atención cambie y se fije en proteger a quien más lo necesita.
También es un error pensar que a medida de que los niños crecen se irá teniendo más espacios y tiempo para estar solos, cuando la verdad no es cierto; cada año que transcurre se le sumarán otras situaciones y responsabilidades.
El amor de pareja requiere de tiempo y trabajo mientras que el el amor de padres es instintivo y se da de manera natural; así que no olvidemos que tenemos una pareja a nuestro lado que nos apoyará en los momentos que más lo necesitemos.
6. Encontrar la manera de salir y divertirse
Cuando hay hijos en casa dejamos para luego el pasar tiempo juntos para reconectarnos fuera de casa.
Al principio puede ser por apego y no atreverse a dejar a los niños con otras personas; luego por no ubicar el tiempo ya que a nuestras responsabilidades se le sumó la de los niños, o bien porque estamos agotados.
Es importantísimo recuperar las salidas, citas, bailes, caminatas o cualquier otra actividad que permita unirse y dedicarse exclusivamente en el otro y en uno mismo, una manera eficaz de recuperar el romance.
7. Defender nuestro tiempo a solas
Cuando decimos que defendamos nuestro tiempo a solas, nos referimos a ubicar un tiempo para hacer lo que más nos guste o provoque, sin la compañía del otro. Muy probable la mamá va a querer un par de horas para ir a la peluquería y consentirse, un spa para recobrar energías, o tal vez una simple caminata al aire libre.
De igual manera, para el papá será beneficioso tener su tiempo para distraerse de lo abrumadora que puede ser esta nueva vida de gastos y caos hogareño, para hacer ejercicio, compartir con sus amigos, entre otros.
Por lo que el tiempo a solas se debe plantear y defender, ya que será la mejor clave para mantener la vida del matrimonio con hijos con el paso del tiempo.
8. La llegada de otro hijo
Cuando por fín logramos entender y dominar mucho mejor los retos antes mencionados, cuando te sientes más seguro, cuando sientes que tienes mejor dominada la independencia y tranquilidad de cada una de las partes, llega un segundo bebé o más, y con ellos los retos se multiplican.
Por lo general, las parejas consideran que los hermanos, podrían ayudar a que la situación sea menos demandante, pero esto no sucederá hasta que el menor de los bebés haya crecido lo suficiente y sea un poco más independiente para que pueda compartir con su hermano. Y estos momentos de atención entre ambos son muy puntuales, por lo que las demandas de ambos niños aumentará.
Sabemos que en todo matrimonio con hijos hay o hubo un importante reajuste de las dinámicas familiares. Si bien traen consigo una gran felicidad y satisfacción, también traerá grandes retos para adaptarse a las nuevas rutinas que implica las crianzas de nuestros niños.
Es por ello que tenemos la responsabilidad de poner todo nuestro esfuerzo para nutrir cada día más ese amor y recordar que gracias a él es que ahora son una familia.